Lee antes que nadie:

Prisioneros

Lee antes que nadie: Prisioneros

Laxo, es incapaz de decir algo más. Es deseo en estado puro, desea un beso, un abrazo, desea palabras de consuelo, mentiras que apacigüen el miedo que se ha gestado durante los últimos años, durante las últimas semanas.

Desea todo.

Robert no le da nada.

Esta novela sale, en papel y digital en un par de meses.

Tú puedes leerla ya.

El Gaviverso

No vería un peli en un velorio, pero sí que leería una historia de mi membresía.

En febrero de 2023, en un evento, una lectora se plantó en mi mesa durante la firma de libros en el escenario.

Me dio 1929 Formas de quedarme a tu lado, la novela ya tenía mi firma en la primera hoja que es la que pongo cuando compras tus libros en mi tienda, pero ella quería otra, me dio una sonrisa cómplice y me dijo:

—Tengo 26 años y nunca he tenido novio, no sé si quiero uno. Pero cuando te leo, siento que estoy viviendo relaciones tan intensas como si fueran mías. No sé lo que es un novio, pero con Liam sé lo que es estar enamorada. Gracias por eso.

Lo firmo para Isa, la novia de todos mis novios.

Te explico, igual te asusto, igual te gusto:

Adiós, mi amor

Tenía 20 años la tarde en que me enteré que mi anime favorito, Naruto, se terminaba. Estábamos en un descanso entre clase y clase en la universidad y lo que yo hacía en ese tiempo era leer. Siempre estaba leyendo.

Pues ese día me llega la noticia y lo siento como una despedida, como que te arranquen algo que estaba ahí contigo la mitad de tu vida. Empecé a ver Naruto con 12 años. Sin darme cuenta ese rubio que decía con un carisma impresionante «Yo jamás me rendiré ni retrocederé a mi palabra, ese es mi camino ninja» me había inspirado y enseñado en mis difíciles años de adolescencia más que muchas de las personas de carne y hueso que había conocido.

Incluyendo a mis profesores.

Así que no estaba enterándome de una serie que acababa, estaba aceptando que iba a dejar de ver a alguien que se sentía como familia.

Lloré.

Lloré en ese salón de universidad rodeada de los perplejos ojos de veinteañeros con preocupaciones más “importantes & reales”. Al enterarse del motivo de mi llanto más de uno se río.

—¡Pero no es real, Gavi! No puedes llorar por eso —me dijo una de ellas.

Tal vez ese personaje de traje naranja no fuera real, eso no era relevante, lo que impactó en mí, lo que me dio, era real. Aún lo es.

No dejes que nadie te diga lo que puedes sentir, lo mucho o poco que algo te pueda conmover o doler o excitar.

Verás, mucha gente está muerta.

Y no me refiero a la que está enterradas tres metros bajo tierra. Hablo de la gente de a pie, con la que estudias, con la que trabajas. Gente desapasionada.

Podría llover diamantina púrpura y estas personas no se inmutarían. Van en piloto automático, no son capaces de alegrarse por la felicidad de otros ni sufrir las tragedias cercanas. ¡Ni las propias!

Nunca entenderán por qué te emocionan las historias, por qué las disfrutas y las sientes con intensidad. No lo entenderán, no eres como ellas.

¡Y aleluya por eso!

Esa gente te dirá que lo que sientes no es relevante.

Que lo que te importa, no le importa a nadie más.

Ese día, con 20 años, fui otra vez una niña de doce, sentada detrás del salón en el recreo, sola, escribiendo en una libreta sueños de humo, con miedo a que me vieran ahí, tan abandonada, tan perdida.

Pero ya no era esa niña. Podía reconocer la importancia de este momento y lo honré.

Sin juicios, sin justificaciones. Lo único que lamenté fue no tener un espacio donde compartir mis emociones alrededor de estas historias.

Tú lo tienes.

Aquí lo hacemos así, en el Gaviverso vas a encontrar a personas vivas, apasionadas, intensas. Si les llueve purpurina bailarán debajo de ella, brincarán en charcos para salpicarla, para contagiar ese cacho de vitalidad.

Sienten y sienten mucho, se emocionan con mis historias como tú, maldicen a los villanos, se enamoran de los héroes rotos, ríen con mis chicos despistados y se comen las uñas preguntándose qué pasará a continuación.

Tú vives las historias de una forma especial, ven a compartirlo con otras personas especiales.

Nos reunimos en la Misa Mensual & en el club de lectura

¿Qué encontrarás en el Gaviverso?

Una vez suscrita entras a una plataforma privada para disfrutar de todo el contenido. En el Gaviverso vas a ver a mis personajes enamorarse y tropezar antes que nadie, verás esa primera mirada de odio y deseo, serás testigo del primer roce de manos, de la primera caricia. Sentirás el beso robado, el revoloteo de pestañas cuando se miran a los ojos y, de golpe, descubren que ese beso lo cambia todo.

Pero también tienes acceso a mis historias en emisión, las lees mucho antes de su lanzamiento en papel. Las disfrutas, comentas y compartes con mi comunidad. Y puedes elegir cosas que nadie más: títulos, portadas, ilustraciones y hasta productos.

Este es tu acceso VIP.

7$ usd

Duraznito Foreplay

Duraznito Foreplay: Una lectora que va arrancando, está calentando, preparándose para lo que viene. Lista para jugar 😉

Este Tier es ideal para mis amadas lectoras que, más que nada, quieren apoyarme en esta carrera llamada escribir vatos 2D dándose amor.

Gracias por quererme tanto, en retribución dentro de este nivel encontrarás:

  1. Kit de bienvenida digital: porque eres parte del universo de almas perdidas que se convierten en estrellas pervertidas. (Se enviará a tu email una vez terminado el 2do mes suscrita)

  2. Extras de mis novelas: escenas eliminadas, notas del proceso y vlogs.

  3. Acceso a mi archivo de relatos eróticos

  4. Acceso al Club de lectura.

  5. 10% de descuento en página web.

  6. Podrás participar en encuestas sobre mis nuevos proyectos, ilustraciones, portadas y más.

15$ usd

Duraznito Cumming:

Porque el BL sin venidas del señor, no es BL. Y entre más, mejor.

Este nivel es para las lectoras que quieren vivir la experiencia del Gaviverso.

Todo lo del nivel anterior -Duraznito Foreplay- más:

  1. Kit de bienvenida físico porque sé que te gusta tocar 🌚 (Te lo enviaré una vez iniciado el 4to mes de estar suscrita)

  2. Pin de durazno ¡Coleccionable!

  3. Acceso al archivo del club de lectura: Podrás leer siempre que quieras mis novelas que ya han pasado por el club de lectura. Es decir, no se limita tu acceso al mes en que la leemos.

  4. Misa pecadora: un encuentro conmigo en un live que durará de 2 a 3 horas.

  5. Mi última novela en físico✨: firmada y con envío (Para acceder a este beneficio debes llevar al menos 6 meses suscrita)

  6. 15%de descuento en mi página web

Mi primera suscriptora

En 2006 ya escribía historias (hoy escribo mucho mejor, pero de escribir ya que lo hacía) y entonces conocí a Monse.

Bueno, conocerla era de toda la vida porque íbamos al mismo colegio desde que dejamos el biberón. Pero conocerla mejor, eso pasó en 2006.

Monse era simpática, cuando sonreía se le marcaba un hoyuelo en el cachete derecho y lo que más destacaba es que era la cerebrito del salón. Siempre concentrada en los estudios, siempre con las altas calificaciones.

¿Quién mejor que ella para leerme y decir si lo estaba haciendo bien? Tenía doce años y necesitaba validación, mis calificaciones iban a la baja y Monse, quien antes había sido mi rival por el cuadro de honor, era ahora la indiscutible ganadora.

Y yo era orgullosa, pero no tan tonta. Ninguno de mis profesores ese año podían ayudarme a mejorar. Ya corría el rumor en clase de física que pensaba solo en hombres. (MENTIRA NO ERA, pero esa es otra historia)

Monse se sentaba en la entrada del salón, junto a la ventana y a solo tres pupitres del escritorio del profesor. Era social y platicona y una de las pocas chicas que no se rieron de mí aquél día del kleenex.

Así que le di el fanfic que estaba escribiendo en ese momento, aún recuerdo la libreta, tenía un fondo rosa con una libélula azul en la portada y un cubre polvo lleno de purpurina.

—Es un AU —le dije feliz—, así que no tienes que haber visto el anime para entenderle. ¿Podrías leer mis capítulos y decirme qué te parecen?

—¿Qué es un AU? —preguntó y la tomó entre sus manos con ojos iluminados. En ese momento no comprendía por qué, luego me enteré que en casa no la dejaban leer nada que no tuviera que ver con la escuela.

¿Una historia de romance? No, eso no estaba en la biblioteca de su madre.

Monse leyó todo durante las clases, cuando terminó me dejó una nota en la página siguiente marcando una que otra falta de ortografía, algunas dudas por mis carentes descripciones de los personajes y marcó las partes en las que cambiaba de tiempo verbal.

(Aún hoy hago todas esas cosas mal, pero las corrijo mejor)

Si solo hubiera visto esa nota habría pensado que la historia no le había gustado, que la calificó como se califican los exámenes: Impersonales, con tinta roja.

Pero yo la vi, la vi desde la distancia de cinco filas de adolescentes hormonados y perdidos. Y ella le sonrió al texto a las 8:20am, se tapó la boca para ahogar un grito durante la clase de matemáticas, se puso colorada mientras la profa de historia hablaba de la revolución francesa y en vez de comer con su grupo de amigas a la hora del recreo masticó su torta de jamón leyendo.

Al día siguiente la noté dándome miradas de soslayo durante toda la mañana. Cuando llegó el recreo se me acercó y me preguntó con la calma más impostada que he visto: ¿Tienes la continuación?

No la tenía. Le expliqué que quería escribir, pero perdía quince minutos en la tiendita de la escuela para conseguir qué desayunar. Así que ahora mismo no podía hacerlo.

—Tengo una torta de milanesa en la lonchera. Si te la doy ¿Podrías tener la continuación antes de que acabe el día?

Su madre podría ser una anticuada señora que no leí romance o lo leía a escondidas, vete tu a saber, lo que sí era de dominio público es que las tortas de milanesa se le vendían como pan caliente en las ferias escolares.

—Trato.

Fue la primera vez que me pagaron por un capítulo más.

Y eso no acabó ahí.

Monse pasó la aburridísima clase de religión con una sonrisita fangirl escondida detrás de su mano. Y me pagó con comida hasta que terminé la historia que fotocopió para poder volver a ella cuando quisiera.

La escondía en la carpeta de arillos, entre matemáticas y física, las dos materias en las que mejor le iban.

Hace cinco años, en una reunión de exalumnos, me dijo que aún la conserva. Le dije que la tirara, que ahora escribía mejor, mucho mejor.

Me abrazó.

Todos pensamos que Monse sería una “respetable profesionista” lo que quiera que eso quiera decir.

Monse es una nómada nata, lleva el pelo al aire, toma fotos a puertas y momentos. Mete los pies a la arena y se rodea de plantas y humo de incienso.

Esto tiene todo que ver con el Gaviverso: conoces mis historias así que si como Monse, quieres leer algo que te haga sentir de todo, algo que valga la pena, suscríbete aquí.